Amores de verano...

¡Aii el amor! puede ser intenso, corto, largo… existen tantos tantos tipos que tardaríamos siglos en nombrarlos a todos. Por eso hoy nos centraremos en algunos de los más típicos de todo, muy comunes en esta época del año: EL AMOR DE VERANO. Porque no solo hay UN amor de verano. Muchas veces los olvidas, y otras los tienes siempre en tu memoria. A su manera todos son importantes, descubrámoslos todos en este artículo.

 

El primer amor: el idealizado

Uno frente al otro, él te mira, tú lo miras y salta la chispa. Somos pequeños, ( o no tanto) y todo nos parece increíblemente perfecto. Se empieza con unas risas, pasando el día juntos, unas miraditas, luego a cogeros de la mano y al final del verano… ¡llega el beso! Si no estás dentro de una peli romanticona no tiene por qué terminar ahí, pero si es verdad que el cambio de ritmo de estar de vacaciones a empezar con las clases os corte un poquito el rollo… Termine cuando termine, siempre tendrás un buen recuerdo de vuestros momentos juntos.

 

El rollete

Ahora si, se acabaron las niñerías:  pasemos a temas de mayores. Los amores de verano son muy bonitos, pero el verano es muy largo y a veces solo queremos un poco de distracción en momentos de aburrimiento. Por ello, ¿qué mejor que tener a alguien con quien “pasar el rato” de vez en cuando? Las bases de los rolletes están claras: no hay ningún compromiso, ¡simplemente vamos a pasarlo bien! Hasta que llegue septiembre.

 

El no declarado

Este es uno de los peores amores. El inconfesable, el que te come la cabeza y no te quitas de la cabeza, simplemente porque no te atreves a declararte. Depende del rango de desesperación en el que te encuentres ya habrás rellenado una libreta entera con su nombre, o si estás en el siglo XXI habrás mandado alguna indirecta desde Instagram stories sin resultado alguno. Lo peor es que antes de te des cuenta PUM. Perderás la oportunidad. Si no te declaras tus motivos tendrás, ¡pero no te obsesiones más!

 

El chungo

Uiii el chico malo. Siempre te acabas tirando por un barranco por el chico malo. El que los padres odian y que en las pelis siempre te viene a buscar a la puerta de casa con su moto y su frondoso y maleable tupé. Si tienes cierta edad ya habrás pasado por unos cuantos , toca aprender que por más atractivo que resulte, a lo mejor no es el indicado. Al próximo que se te ponga por delante déjalo ir.